Quinto Movimiento
Desde hace mucho tiempo
oigo caer una gota de sangre repetida, serena;
una gota de sangre transparente, pero sangre:
una gota o el hilo
en que la piedra envía su mensaje a la piedra.
La horadación,
el presente repetido hasta lo eterno
(cada vez, cada fracción de vez)
en el mismo —preciso— punto del espacio,
(ese punto sólidamente oscuro que es la piedra:
retrato compactado del espacio)
condensación del más nítido sueño que soñó el universo.
Una gota de sangre transparente
hace vibrar diminutas partículas del aire;
desplazadas de su lugar dejan atrás vacío para incrustarse
en una onda y otra y la siguiente.
Avanzan y chocan, retroceden.
Una gota que cae es la punta de flecha:
atina al corazón y lo atraviesa un poco:
un poco en cada repetido instante en que se es
el filo de un diamante líquido
y el arma para hendir las tinieblas:
ser instrumento que se llama "golpe" y es palabra:
una gota que cae con filo suave sobre la oscura cáscara del pensamiento:
ser otro ser que no es ser-individuo ;
parvada que es y no es un pájaro:
concede paso al aire y se lo quita.
Una gota que cae es una isla: huye del continente y se dirige
en su fragmento de eternidad-de-cosa-única, hacia otro continente:
más inasible, más anónimo: Inescrutable.
Una isla que borró su linaje.
Una isla que marcha sin volverse
aunque comprenda que se aleja del origen,
para ir
hacia el fin,
irrevocablemente.
Una gota que cae se llama gota al caer:
(antes no tuvo nombre; después, no lo tendrá):
una gota al caer adquiere límite: tiembla;
todo dentro de sí se llama gota:
todo afuera amenaza su existencia.
Una gota es la línea que bordea al derramarse
la forma en que se abraza: delinea y oscurece.
Adhiere su materia a otra materia y cae:
dudando o sin dudar se precipita:
dibuja mientras baila vertical, hacia su propio fondo.
La que se aparta de sus iguales,
la que no niega su origen, la mutante.
Una gota puede, con su existencia, retar al mar:
es un mar en potencia:
alberga en su interior paisajes varios y más aun: los alimenta.
Todo dentro de sí se mueve según su propio impulso:
se desatan tormentas pero nadie las nota, porque son íntimas.
Una gota que cae se mueve desde adentro y se desprende,
porque no alcanza para uno el movimiento de hacerse dos.
Una gota que cae se desprende y queda, en su viaje al afuera,
unida para siempre al lugar donde duelen los deseos
(porque son carne, aunque no tengan peso).
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